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Hombre del celular que detuvo concierto de la Filarmónica de Nueva York se disculpa

El "culpable" afirmó que no ha dormido en dos días pensando en su infracción, que causó la primera interrupción de un concierto en los 170 años de la agrupación neoyorquina.

13 de Enero de 2012 | 09:51 | AP
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Alan Gilbert dirigiendo a la Filarmónica de Nueva York en septiembre del año pasado. En esa oportunidad no hubo interrupciones.

NYT

NUEVA YORK.- El Avery Fisher Hall es un recinto habitualmente cortés, pero el martes los asistentes estaban prácticamente pidiendo sangre.

El inconfundible ringtone con el sonido de una marimba de un iPhone interrumpió un momento suave y espiritual del final de la Novena Sinfonía de Gustav Mahler, interpretada por la Orquesta Filarmónica de Nueva York esa noche. El director Alan Gilbert hizo algo nunca antes visto en una sala: detuvo el concierto. Pero el sonido del celular continuó, aumentando el enojo de la audiencia.

Luego de unas palabras de Gilbert, y lo que parecieron ser semanas, el dueño del teléfono móvil lo dejó en silencio. En ese momento la audiencia aplaudió y el concierto fue reanudado, al mismo tiempo que en internet se desataban virulentos ataques contra el "infractor".

Pero nadie pareciera haberse sentido peor que el culpable, quien accedió a ser entrevistado bajo la condición de no ser identificado, por razones que pueden parecer obvias.

"Pueden imaginar lo devastador que es saber que fuiste parte de eso", dijo el hombre, quien se describió como un ejecutivo entre 60 y 70 años, que dirige dos compañías. "Es horrible, horrible", agregó, diciendo que no ha dormido en dos días.


El hombre dijo que ha sido un amante de la música clásica toda su vida y lleva 20 años como abonado a la orquesta, e incluso que tenía cercanía con varios de sus integrantes. Añadió que incluso él usualmente se molestaba con el sonido de personas tosiendo, aplaudiendo a destiempo e incluso sonidos de celulares. "Y, Dios, ahí me tocó estar", manifestó.

"Fue sencillamente horrible haber estado involucrado en algo así, y es tan perturbador e irrespetuoso no sólo para el director, sino que para todos los músicos y no menos la audiencia, que estaba tan sumergida en el concierto", dijo.

"Espero que la gente en ese concierto y los miembros de la orquesta pueda perdonarme por todo esta situación. Me disculpo ante toda la audiencia", añadió.

El hombre que ha sido llamado "Patron X" por la orquesta, dijo que recibió un llamado de un encargado de la orquesta el día siguiente al concierto. Había sido identificado por su asiento en primera fila. El encargado le pidió cortesmente que no lo volviera a hacer y el responsable aprovechó la oportunidad para pedir hablar directamente con Gilbert para disculparse.

Gilbert afirmó que el denominado "Patron X" le dijo que "realmente lo sentía que hubiese tenido que pasar por eso", y finalmente aceptó la disculpa.

Antes de eso, la interrupción en el concierto dio la vuelta al mundo, desatando una ola de comentarios en blogs y foros de conversación sobre este tipo de casos.

El compositor Daniel Dorf usó su twitter para decir que "cambié mi ringtone para que tocara la 9 de Mahler por si acaso". Un usuario de YouTube, en tanto, superpuso el sonido del iPhone sobre una pieza interpretada por Leonard Bernstein.

Patron X dijo que no tenía idea que él era el culpable. Afirmó que su compañía le reemplazó su habitual BlackBerry por un iPhone el día antes del concierto. Dijo que se había asegurado de apagar el teléfono antes del concierto, sin darse cuenta que la alarma había sido activada accidentalmente y que sonaría incluso si el celular estaba apagado. "Ni siquiera sabía que los teléfonos venían con alarmas", dijo el hombre.

Es habitual que celulares suenen durante todo tipo de conciertos, pero el "incidente Mahler" reunió varias particularidades: ocurrió justo en uno de los momentos más sublimes de la obra, no se detuvo después de unos segundos y además se generó en la primera fila, donde era imposible no ser percibido por el director.

La Filarmónica manifestó que los acomodadores del Avery Fisher Hall -que trabajan para el Lincoln Center y no directamente para la orquesta- debieron haber intervenido.

Tanto el hombre culpable como el director de la orquesta hallaron al menos algo positivo en todo el incidente.

"Demuestra la importancia que la gente todavía valora de las interpretaciones en vivo", dijo Gilbert. "Esto es algo que la gente conscientemente o de forma implícita reconocen como sagrado", añadió.

El culpable estuvo de acuerdo. El incidente subrayó "el importante y duradero lazo entre la audiencia y los intérpretes", afirmó, añadiendo que "si son interrumpidos de cualquier forma significante, demuestra lo preciosa que es toda esa unión".

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